11 cosas que NO echaría de Menos de Alemania

11 cosas que NO echaría de Menos de Alemania

Es mayo, ha llegado la primavera y con ella la segunda entrega de nuestra #Blogparade. Ésta consiste en juntarnos todas/os las bloggers de Alemania, escoger un tema en común y escribir sobre él en nuestro propio blog. Si os acordáis, la última edición fue organizada por Marta de La libreta roja y la temática escogida fue recopilar todo lo que echaríamos de menos si nos fuéramos de Alemania.

Esta vez, la anfitriona de esta Blogparade es Ana, blogger en Cinco Platos y la promueve Montse, de Kartoffel Tortilla. Y el tema elegido esta vez ha sido todo lo contrario, es decir, aquello que seguro que no echaremos de menos si algún día nos vamos de Alemania.

Tengo que reconocer que me ha costado algo más hacer esta lista que la anterior, ¿Te pasaría a ti lo mismo?

1. El sistema de reciclaje

Empiezo fuerte, y es que el sistema de reciclaje alemán es un quebradero de cabeza. Sobre todo si, como yo, no vives en un barrio de ricos cuyos edificios tienen un sótano enorme donde almacenar los cuarenta contenedores para tirar la basura. En mi caso me tengo que buscar la vida e ir al quinto pino hasta encontrar el contenedor específico en cuestión.

2. Cines sin apenas Versión Original

Esto seguramente se deba más a la ciudad que al país, pero en Düsseldorf la oferta de versión original en los cines es un tanto extraña. Vamos a ver, existir este tipo de cines existen, el problema es que o bien te cuesta 15€ la sesión o bien te tienes que ajustar a horarios muy concretos de lunes por la noche o un sábado al mes. Eso teniendo en cuenta que la película que quieras ver coincida con la película que está en versión original. Un percal, vamos.

3. Netflix con subtítulos en alemán

Este es otro tema. Para los originales de Netflix no hay ningún problema, pero si te apetece mirar un third party ya la has cagado. Básicamente porque te vas a tener que tragar los subtítulos en alemán ya que no estarán en inglés y mucho menos en castellano, en la mayoría de los casos. Y si el idioma de la serie o película que quieres ver está en inglés no es un problema tan grande, pero mira tú una serie en japonés subtitulada en alemán. Te vuela la cabeza.

4. Sus prejuicios sobre nosotros

Obviamente, como en todas partes, hay gente con prejuicios y gente sin ellos. Pero aquellos que los tienen siempre acaban coincidiendo en decirte la frase "una cerveza, por favor" y/o soltar cualquier palabra básica con acento italiano.

5. Las abejas en verano

De hecho ahora mismo os escribo desde la terraza, donde cada dos segundos tengo una abeja revoloteando a mi alrededor. Yo antes les tenía pánico, pero me he tenido que acostumbrar a ellas porque de lo contrario no podría disfrutar de los días que hace buen tiempo. Y eso sí que no.

6. No poder pagar con tarjeta en cualquier sitio

Lo he puesto en la lista, pero realmente me he acostumbrado a llevar siempre efectivo encima. Pero bueno, esa tranquilidad que te da el saber que si te quedas sin efectivo o directamente te has olvidado de sacarlo puedes pagar con tarjeta al ir a hacer un café con tus amigas aquí es mas bien nulo.

7. El sálvese quien pueda en el super

Es abrir una línea de caja y que la gente actúa como un disparo en una carrera de corta distancia. En serio, ¿tanto cuesta respetar la línea de cola? La última vez que fui a Barcelona fuimos a un super, abrieron una nueva caja y no me podía creer que la gente no estuviera mordiendo por llegar primero.

8. Lo lejos que está el mar

Esto es algo que echo mucho de menos, poder observar el mar, esta masa de agua que se proyecta hacia el infinito. No sé, será porque me he criado cerca de el Mediterráneo, pero me crea mucha tranquilidad ver un espacio abierto ante mí. Me siento oxigenada y en un espacio abierto y con miles de posibilidades. Siempre me ha gustado observar las aguas pensando en lo que debe haber al otro lado, a muchos quilómetros de donde estoy, donde la vida es muy distinta pero que puede que haya alguien también mirando hacia donde estoy yo y pensando lo mismo. Aquí en Düsseldorf puedo ver lo que hay al otro lado del Rin: Oberkassel y alguna que otra oveja de tanto en tanto.

Que el mar esté tan lejos también implica la falta de pescado y marisco, lo que también me duele en el alma. El salmón está muy bueno, sí, pero todo el resto o no está o lo cocinan de maneras extrañas. Aiss...

9. Veranos sin aire acondicionado

Quien crea que durante el verano en Alemania no hace calor es que nunca lo ha sufrido. Lo que pasa es que dura poquísimo, y por esto no les merece la pena a los comercios tener aire acondicionado. Pero en esos días en los que el termómetro sobrepase los 30 grados más te vale que Dios te pille confesado, porque podrías no contarlo. ¿Qué vas a hacer cuando las calles ardan y cuando creas que has encontrado un oasis descubras que ese restaurante no tiene aire acondicionado? Pues posiblemente pasarte el día en un centro comercial, que es de los pocos sitios fresquitos que puedes encontrar.

10. Alemanes quejándose del tiempo todo el día

Y lo peor de todo: idealizando el tiempo en tu país. Que sí, que el cielo en Barcelona no está gris como el cemento casi todos los días, pero eso no significa que cuando me vaya de vacaciones por Navidad pase el día en la playa.

11. Tener a mi familia lejos

Es obvio, ¿no? Me encantaría estar allí para poder pasar los domingos en familia y poder llamarles para tomar un café o pasarme por su casa cuando a mí me apetezca, y no solo en viajes exprés apresurados en los que apenas se tiene tiempo para respirar.


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