La libreta roja | Radar Expat

Una de las novedades que tenía pensadas para este año la empezamos hoy, y es que tengo preparadas una serie de colaboraciones con otros bloggers expats para que nos hablen de como ha sido su experiencia.

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¡Este mes damos la bienvenida a Marta de La libreta roja!

Marta es arquitecta y trabaja y vive en Múnich desde el 2012. Se le nota el amor a su ciudad de adopción a cada línea, y es por eso que mantiene el blog que hoy os presento a parte de dedicarse a tiempo completo a la arquitectura. Hoy nos habla ella personalmente de su experiencia.

¡Adelante!


Hola a todos

Hoy me cuelo en este blog molón para contaros un poco de mi experiencia alemana.

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Primero de todo me presento: soy Marta, autora de La libreta roja. Las circunstancias de la vida me trajeron a Alemania después de cursar un año Erasmus en Suiza en septiembre del 2012. Comencé haciendo unas prácticas en un despacho y opté por la beca Erasmus prácticas para ganar un poco de experiencia laboral, ya que hasta ese momento apenas tenía.

Aprender Alemán fue mi prioridad

Cuando llegué apenas sabía algunas palabras del idioma, así que mi prioridad fue el aprender alemán. Mentiría si dijera que los comienzos fueron fáciles: fueron muchas tardes yendo a clases, muchas horas invertidas estudiando, viendo la TV, películas de Disney, leyendo e intentando descifrar el idioma. También procuré juntarme con alemanes y con grupos en el que, aún habiendo extranjeros, se hablara en alemán. Más de una vez te sientes aislado por no entender las conversaciones o incapaz de expresar lo que sientes, hay momentos muy frustrantes.

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Otro punto clave es que mi jefe me obligó desde el segundo mes a hablar en alemán, lo cual fue todo un reto y al principio me entraba pánico sólo de pensarlo, pero a la larga fue el mejor favor que me hizo.

Marcarse retos y conseguirlos es muy satisfactorio

Tras acabar los 10 meses de prácticas, me concentré en hacer mi proyecto final de carrera compaginándolo con el estudio del alemán. Una gran ayuda es el marcarse retos, y yo me puse como objetivo el B2 y en noviembre del 2013 aprobé y ¡menuda satisfacción!

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Este tipo de metas dan mucha felicidad, alegría y motivación para seguir. Una vez entregado mi proyecto me dediqué como arquitecta a buscar trabajo y desde entonces aquí estoy teniendo la oportunidad de trabajar de aquello en lo que me he formado, aprendiendo, con condiciones laborales buenas.

Las dos caras de la moneda

No es oro todo lo que reluce, hay días en que la barrera del idioma sigue ahí. A veces me da la sensación de que por ser española tienes que demostrar el doble lo que vales, pero personalmente, hoy por hoy me merece la pena. El estar fuera de la zona de confort, también trae situaciones curiosas y choques culturales que me dan mucha risa. Por ejemplo, que aquí todos van en la sauna desnudos, aún siendo una excursión con los compañeros; se quedan sorprendidos cuando les decimos que nosotros siempre iríamos en bañador.

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En Múnich concretamente se siguen todas y cada una de las reglas, sin pararse a pensar si tienen sentido o no; a mí me han puesto dos multas, una de ellas de 140€ por saltarme un semáforo en rojo. También me he cruzado con gente loca que te grita si te saltas un semáforo inútil o que te manda callar en la piscina. O que le moleste que hables en español por la calle. Pero son casos aislados, en general la gente aquí es muy abierta y les encanta saber sobre España, comer tapas y practicar las tres frases en español que saben.

Vivir en el extranjero es un reto que compensa

El vivir en el extranjero tiene un sin fin de pros, en mi opinión muchos más que contras. Yo vivo cada día como un reto y al acabar me siento muy orgullosa de mi misma por todo lo que he conseguido. Me resulta curioso que cada vez que vuelvo a España siempre hay alguien que me pregunta que cuándo vuelvo. No tengo respuesta para eso, si uno es feliz en su vida, en su ciudad, no entiendo el porqué hay que pensar en una vuelta, para mí hoy por hoy mi casa es Múnich.

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*¿Conocíais a La libreta roja? Desde aquí os animo a que echéis un vistazo a sus aventuras. ¡Ya me contaréis!*